La mayoría de marcas y productos alicantinos han sido producidos o comercializados por empresas familiares, una unidad productiva longeva y universal, que se ha dado en multitud de culturas y lugares del mundo.
En este sentido, Alicante es la cuna de este tipo de empresa en España, con un predominio de empresas de este tipo muy señalado.
Una característica principal de este tipo de empresas es la vocación de permanencia tanto en la propiedad como en la gestión, en manos de la propia familia. Por tanto, se materializan en relaciones que no están solo marcadas por lo económico sino también por lo emocional. Esto es algo que puede ser algo negativo de cara a la imagen pública, ya que existe ese rechazo por parte de la sociedad a mezclar relaciones personales con trabajo. Aunque como a todo aspecto negativo, puede darse la vuelta a esa situación, en cuanto a que ese carácter familiar puede acabar convirtiéndose en un referente de valores y conducta, convirtiéndose así en algo positivo.
La empresa familiar comenzó a cobrar importancia a principio de los noventa, por lo que se motivó el desarrollo de un marco institucional y asociativo para abordar cuestiones sobre estas. Para ello, se creo el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), integrando por las empresas familiares más grande de España.
En este sentido, Alicante fue uno de los primeros territorios del país en crear una asociación de este tipo, la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (AEFA), fundada por Manuel Peláez, también fundador de la constructora Ecisa, junto a 31 empresarios que se sumaron también a la iniciativa.
En la actualidad, dicha asociación continúa siendo la única asociación de empresas familiares a nivel uniprovincial, contando con alrededor de 100 empresas procedentes de varios sectores.
Por otro lado, la identidad colectiva de pertenencia al territorio Alicantino, caracterizado por su privegiado paisaje costero y clima de sol y playa, se funde con los valores de familia y se asocian con multitud de distritos industriales o ilustres, de referencia y renombre en los que se encuentran los juguetes, la moda y el calzado, turrón, helados, hostelería… y muchísimos más.
Un ejemplo de esta “identidad alicantina”, lo podemos ver en el siguiente spot, de una de las marcas de cerveza de la provincia:
Otra de las cosas que podemos destacar de este ejemplo, es como un producto como la cerveza, se retroalimenta de la fama de otros sectores de la provincia, como el calzado.
Todavía queda camino en términos de comunicación para las empresas alicantinas, en su mayoría Pymes, ya que en la pequeña empresa aún prevalece la errónea concepción de la comunicación como un gasto relacionado con la venta. Por tanto, existe una necesidad de adaptación a los nuevos tiempos y una reconsideración de los modelos de negocio contemplando el uso de las nuevas tecnologías y la apuesta por la mejora, en la que se incluye también la gestión del branding y la comunicación e incluso la creación de un departamento propio de comunicación dentro de la empresa liderado por un profesional cualificado, aunque ello signifique tener que prescindir de los lazos sanguíneos para ocupar ciertos puestos.
Estas empresas, conseguirán una mejor reputación cuando sean conscientes de la importancia de la misma, además de colocar la comunicación en los primeros niveles del organigrama y de la incorporación de las nuevas tecnologías.
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